2.3. Arquitectura popular verata

La arquitectura es propia de cada lugar.

Fotografía de la plaza de Garganta La Olla. La casa de la foto aún se mantiene en pie.

Para estudiar intervenciones con el máximo rigor posible, en el tiempo disponible (2 meses), se opta por limitar el ámbito de actuación a una comarca del Norte de Cáceres: la comarca de la Vera.

LA VERA EN CÁCERES, 1973. ARQUTIECTURA POPULAR EN LA VERA DE CÁCERES. R.C y XV

A lo largo de unos diez años, el equipo redactor de este estudio ha conocido y/o promovido distintas actividades (populares y profesionales) de salvaguarda del patrimonio local. Se aportan algunas de ellas en el siguiente enlace:

El territorio de la Vera

El clima, los recursos y la ocupación de los habitantes son los factores principales que definen la arquitectura popular.

Mucha lluvia (mucha agua), mucho sol y algo de viento
Piedra, madera y tierra,
y casas para el ocioso campesinado de estas sierras.

puntos de partida de la arquitectura popular verata
ESTRUCTURA COMARCAL. p59. 1973. Chanes y Vicente
2014 “PLAN NACIONAL DE ARQUITECTURA TRADICIONAL”

El clima de La Vera es templado y tiene toques Atlánticos. Llueve (o llovía) abundantemente y con fuerza (Jarrea, jarrea) en primavera y sobre todo en otoño e invierno. Casi no nieva y casi no hiela. Los vientos pueden ser puntualmente muy fuertes. El verano es caluroso y seco, con frescor y humedad en las noches, y frecuentes tormentas.

Las estaciones son muy marcadas, con un paisaje de abundante vegetación y vida animal, con árboles de hoja caduca que caracterizan otoños de colores, inviernos desnudos y primaveras explosivas(3). La vera es un terrero fértil (tierra jondosa, mira que es generosa, cantar popular), y sus habitantes se han dedicado con intensidad a la vida agrícola y ganadera.

La Vera se emplaza en la falda Sur de Gredos, con sus pueblos aún en pendiente, lo que caracteriza las cuestas veratas. El terreno de cultivo, en las sierras, es una basta intervención humana que supuso el aterrazamiento de toda la comarca.

El Parador de Jarandilla como dinamizador de la economía de la comarca de la Vera. Foto: Andy Solé

Las temperaturas máximas y mínimas son más suaves de lo que correspondería a su latitud, este hecho es debido en gran medida a la sierra de Gredos que en invierno abriga de los vientos del norte y, en verano, refresca la fuerte insolación diurna con suaves brisas que fluyen de la montaña al valle, efecto meteorológico conocido como Brisas de montaña y Brisas de valle.

https://es.wikipedia.org/wiki/La_Vera

La arquitectura de los pueblos

Los pueblos se sitúan en la falda de la montaña, protegidos del viento el sol y la lluvia con calles estrechas y quebradizas, con cuestas y desniveles, en un urbanismo compacto, «hecho por agregación»(Rafael Chanes y Ximena Vicente).

Las fachadas vuelan, cerrando el cielo como árboles protectores, en un despliegue de perspectivas y rincones que hacen de La Vera un referente arquitectónico, con 5 pueblos declarado conjuntos histórico- artísticos (Pasarón de La Vera, Garganta La Olla, Cuacos del Yuste, Valverde de La Vera, Villanueva de La Vera).

Del urbanismo verato destacan los suelos ya desaparecidos, de rollos (piedras y cantos rodados con dibujos), que había tanto en la calle como en los patios. Su incómodo andar los sustituyó por cemento, y eso mejoró la pisada pero a la vez cambió el comportamiento bioclimático de los pueblos (a peor).

Las calles disponían de pendiente y canalización central de las aguas de lluvia, y en ocasiones esa canalización era de gran tamaño, llamándose reguera. Por ahí se hacía pasar el agua para regar las huertas bajo el pueblo, refrescando a su paso las calles, en las calurosas mañanas del verano.

Las calles de rollos, fuentes y regueras, poyos y soportales

Del urbanismo verato destacan los suelos ya desaparecidos, de rollos (piedras y cantos rodados con dibujos), que había tanto en la calle como en los patios. Su incómodo andar los sustituyó por cemento, y eso mejoró la pisada pero a la vez cambió el comportamiento bioclimático de los pueblos (a peor).
Las calles disponían de pendiente y canalización central de las aguas de lluvia, y en ocasiones esa canalización era de gran tamaño, llamándose reguera. Por ahí se hacía pasar el agua para regar las huertas bajo el pueblo, refrescando a su paso las calles, en las calurosas mañanas del verano.

La arquitectura como adaptación al medio

Antes no había hormigoneras, ni máquinas, ni siquiera andamios como los que conocemos ahora. Lo hacíamos todo a mano. Amasábamos con una azada haciendo un puche donde echábamos la arena que traíamos del río y la cal que habíamos apagado unas semanas antes y venía de Montesclaros. Tampoco había cubos así que la masa la llevábamos en cajones de madera que nos fabricábamos nosotros y los subíamos con carruchas (poleas) y cuerdas alas partes altas. Los andamios nos los construíamos a medida con cabrios de castaño.
Sacábamos tablas para hacer los pisos, porque tampoco había tablones de obra. Las piedras las traíamos del monte y se ponían con arcilla que cogíamos de los barrancos. Con un martillo se sacaban las caras para hacer los muros. En las plantas de arriba hacíamos entramado para los muros, con madera de castaño y adobes de barro. A veces se hacían adobes grandes que se llamaban adobas, y en es caso se usaba además la paja para evitar que se desquebrajaran. Esos si se tiran no se rompen.

TESTIMONIO DE VITO, ALBAÑIL OCTOGENARIO. GARGANTA LA OLLA. «Desgranando nuestra arquitectura»

Los recursos materiales del entorno son fundamentalmente la piedra de granito, la tierra poco arcillosa y la madera de castaño y de roble.

(…) El origen de todos los materiales utilizados en la construcción tradicional es natural, en la mayoría de los casos la transformación, necesaria para su uso, es muy escasa, a veces no se produce. Estos procesos de transformación son muy sencillos de realizar y exigen un coste energético muy bajo que además se basa en el consumo de materiales naturales renovables como la leña, dando lugar a un proceso de una sola etapa con una contaminación muy baja o nula. En otros casos las energías utilizadas son la solar o la fuerza del hombre o de los animales (…)

2007 MANUAL DE TÉCNICAS Y MATERIALES TRADICIONALES en la construcción en Extremadura Técnicas y materiales tradicionales de la construcción en Extremadura

qué tengo, ¿piedra? pues hago un muro de piedra.

granito para el contacto con el terreno, cimientos, muros y suelos.
castaño, para los entramados de primera planta, lejos de la humedad, aprovechando todos los palos, con grandes voladizos para proteger la madera y de paso ganar superficie y ganar resistencia.
tierra para el relleno de los entramados, en forma de adobe (o de ladrillo para los más pudientes) y la uso de argamasa para construir. más tierra, más arcillosa, para la tejera.
tejas para el tejado
paja, para el revestimiento
moñiga de vaca para impermeabilizar
cal para revocar y para encalar

Sistemas constructivos históricos veratos

  • Cimientos de piedra y arcillón (en seco)
  • Muros de piedra de granito (cogidos con tierra)
  • Estructuras de entramado de madera con voladizos (volantes)
  • Fachadas y particiones de entramado de madera y adobe
  • Cubierta a teja vana
  • Revestimientos de tierra y paja
  • Pinturas de tierra ocre amarilla local, o encalados
  • Carpinterías de madera al exterior sin cristal

La casa por fuera

Galería de imágenes de la arquitectura popular verata (selección)

Usos de la casa verata

INTERIORES DE LAS CASAS DE GARGANTA LA OLLA

Al interior, cada espacio adaptado singularmente a su función, en su lugar en la casa, en su forma y su color, su ambiente de humedad y temperatura: el patio, la cuadra, la bodega, el bodegón, la entreplanta, la alcoba, la camareta, la cocina, el sequero…

De todos, el uso más singular de la casa histórica es la cocina, situada en las plantas superiores, bajo el sequero y la teja vana. Este tejado simple y ventilado permitía que el humo de la lumbre se fuera hacia el exterior, conservando a su paso los alimentos (la castaña, los pimientos, la matanza…).  

ARQUITECTURA POPULAR GARGANTEÑA. LA CASA

Una antigua casa de agricultores de Garganta La Olla es de una época en la que la casa giraba entorno a las personas (a diferencia de ahora, que giramos en torno a la casa). La casa era una muy importante parte de su economía de subsistencia, porque a la vez era vivienda y casa de labranza. Todos los rincones eran aprovechados, estaban al servicio de las personas que la habitaban y que se dedicaban a la agricultura: sus productos, sus animales y sus aperos, sin lujos ni cosas que no fueran necesarias

• Un gran PATIO tras la puerta esperaba, donde los aperos se colocaban: arados, aparejos, polcadoras, rastras, leña para la lumbre, sacos de allegaeros (hojas secas) para las cuadras.

• Una o dos CUADRAS, dependiendo de las dimensiones de la casa y de la tierra que el agricultor tenía y cultivaba, para el mulo, el burro o el caballo, cerdos, gallinas y cabras.

• Una BODEGA con todo para la pitarra, ¡por favor, que no faltase el vino en ninguna casa! Con tinajas para el vino, para el aceite, para la matanza, y para las castañas si hacía falta. Y en la bodega salen las escaleras hacia el BODEGÓN, estancia excavada debajo la casa, para meter patatas y productos para que frescos se mantuvieran y no se estropearan, la nevera y aire acondicionado de la casa.

 • Y en el hueco del tramo las escalares (todo se aprovechaba), un BURRIL, y si era un poco grande, para meter dos o tres cabras o aperos de labranza.

AL SEGUNDO PISO se sube por escalones de troncos de árboles de castaño o de roble, toscamente arreglados:

• Con uno o dos DORMITORIOS con colchones de lana o en jergas de hojas de mazorca secas, las familias, en su mayoría cargadas de hijos, en sus camas se hacinaban. A lo sumo dos camas, la de matrimonio, y otra para los hijos, unos a los pies y otros a la cabecera se acostaban.

• En algunas casas UN PAJAR con heno que en los prados segaban, guardado para mantener a las caballerías en los fríos y largos días de invierno y nevadas.

Este texto está construido por el equipo de mujeres del “Museo Itinerante” a partir de la visita de Juan, garganteño profesor de literatura, a una casa del casco antiguo, para ayudarnos a comprender el porqué de los espacios que describen una casa tipo de este pueblo.
Revista El Pregón de Garganta, nº1.

Las paredes

Los acabados eran simples y adecuados para el uso. Las paredes siempre serían de barro, con algunas partes encaladas y con colores ocres, negros y rojos.

Las casas de antes se pintaban con el paisaje. Sí, sí, has leído bien, ¡con el paisaje! Se salía a la sierra a por la brocha y a por el pigmento. Ese color amarillo[1] que aún luce en las casas viejas nos hace acordarnos de tiempos pasados en los que se iba a por barro a La Medrana. Allí se conocía una veta pura, de la que se extraía una tierra amarillita amarillita, como decía Sixta, que preparaba de niña los paquetes de tierra. (…)

2020. LOS COLORES DE LAS CASAS I (INTERIOR). MBM. El Pregón de Garganta.
Dibujo de una casa inventada para la exposición «Desgranando nuestra arquitectura»

Los suelos de las plantas bajas eran de piedra (lanchas o enrollaos), o de la misma tierra del terreno, en el caso de las cuadras o los bodegones. En las plantas altas se hacían suelos de barro, que requerían de un mantenimiento permanente, o de baldosa cocida para los más pudientes. Algunas camaretas del desván se mantenían con la tabla o ripia.

En esta imagen, de un rerpotaje de TVE, se aprecia el suelo de barro del desván de una casa verata.

La teja vana se coloca en seco y se recoloca con un palo (y mucho arte) desde abajo. Este tejado simple y ventilado permite que se pueda hacer un fuego (en las cocinas de las plantas de arriba) y secar y ahumar en el sequero (la castaña, los pimientos, la matanza…).

Tejado rehabilitado, a teja vana. Las maderas oscuras son las originales, ennegrecidas por el humo (se las cocinas y sequeros).

Bioclimática de las casas veratas

Sobre Bioclimática escribe Beatriz Montalbán en su tesis de la arquitectura del Jerte.

-Los voladizos protegen de la lluvia y el sol
-Las solanas amortiguan el calor y el frío,
-Los bajocubiertas ventilados protegen del calor en verano. En invierno, llenos de cosecha, aíslan del frío.
-El contacto con el terreno favorece el comportamiento energético
-Las bodegas mantienen la temperatura estable todo el año

Algunos aspectos bioclimáticos de las casas de La Vera
Valores (DENSIDAD, CONDUCTIVIDAD, RESISTENCIA TÉRMICA, CALOR ESPECÍFICO, DIFUSIVIDAD, EFUSIVIDAD TÉRMICA, ABORTANCIA) para distintos materiales y sistemas tradicionales del Jerte, estudiados por Beatriz Montalbán Pozas.
Destaca por su eficiencia el revestimiento con tablas de madera, que protege el revoco de los fuertes vientos, y crea una cámara de aire que amortigua el calor y el frío. Las maderas sobre las ventanas, las protegen de la lluvia y del sol.